TÍTULO ORIGINAL Låt den rätte komma in
AÑO 2008
PAÍS Suecia
DIRECTOR Tomas Alfredson
PRODUCTORES Carl Molinder, John Nordling
PRODUCCIÓN EFTI
GUIÓN John Ajvide Lindqvist
FOTOGRAFÍA Hoyte Van Hoytema
MÚSICA Johan Söderqvist
DURACIÓN 114 min.
INTÉRPRETES Kåre Hedebrant, Lina Leandersson, Per Ragnar, Henrik Dahl, Karin Bergquist, Peter Carlberg, Ika Nord, Mikael Rahm, Karl-Robert Lindgren, Anders T. Peedu
SINOPSIS Oskar, un niño tímido de 12 años, acosado en el colegio por unos compañeros, se hace amigo de Eli, una misteriosa nueva vecina de su edad, cuya llegada coincide con una serie de inexplicables muertes. A pesar de que Oskar piensa que ella es un vampiro, intenta que su amistad esté por encima de su miedo.
PREMIOS Festival de Sitges 2008: Méliès de Oro a la mejor película europea (Tomas Alfredson)
Festival de Tribeca 2008: Mejor película
Festival de Göteborg 2008: Mejor película, mejor fotografía
Premios Saturn 2009: Mejor película internacional
VALORACIÓN 8,75 (Grandes películas)
El material gráfico de esta película es de sus respectivos propietarios, distribuidora y productora.
La fuerza inusual de esta película se hace ya explícita en sus primeros 20 minutos, una modélica muestra de cómo meterse al público en el bolsillo. ¿Qué es esto?, nos preguntamos: ¿una reflexión sobre el bulliyng escolar? ¿La crónica de un serial killer? ¿Una de vampiros? ¿Una historia de amor adolescente en el radio de acción de la reciente Crepúsculo?... Todo eso y más. Déjame entrar nos seduce por la elegancia de su exposición: un admirable tono realista, una narración pausada, sin prisas pero sin pausas, y un humor sarcástico en sordina. Y cuando menos te lo esperas, todavía se enriquece con la breve historia de la mujer infectada, cuyo desenlace en llamas es de veras memorable.
ResponderEliminarSin recurrir a efectos gruesos ni truculencias, deja por el camino imágenes de impacto: el plano general de la chica ascendiendo por la fachada del hospital (al que, inmediatamente, siguen otros dos planos magníficos: el abrazo entre la jovencita y su desfigurado protector, inquietante mezcla de ternura y patetismo, y el cenital salto al vacío de éste), el bloque de hielo con cadáver suspendido de la grúa y, cumbre entre las cumbres, la escena final de la piscina, desde ya un hito del género: de haberse dedicado al gore, Bresson la hubiera filmado así (esto es un piropazo para Alfredson, claro). (Jordi Batlle Caminal: Fotogramas)