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sábado, 20 de noviembre de 2010

Amelie



TÍTULO ORIGINAL Le fabuleux destin d'Amelie Poulain

AÑO 2001

PAÍS Francia

DIRECTOR Jean-Pierre Jeunet

PRODUCCIÓN Claudie Ossard / UGC

GUIÓN Guillaume Laurant, Jean-Pierre Jeunet

FOTOGRAFÍA Bruno Delbonnel

MÚSICA Yann Tiersen

DURACIÓN 120 min.

INTÉRPRETES Audrey Tautou, Mathieu Kassovitz, Rufus, Lorella Cravotta, Serge Merlin, Jamel Debbouze, Claire Maurier, Clotilde Mollet, Isabelle Nanty, Dominique Pinon, Artus de Penguern, Yolande Moreau, Urbain Cancelier, Maurice Benichou

SINOPSIS Amelie (Audrey Tautou) no es una chica como las demás. Ha visto a su pez de colores deslizarse hacia las alcantarillas municipales, a su madre morir en la plaza de Notre Dame y a su padre dedicar todo su afecto a un gnomo de jardín. La vida de Amelie es sencilla: camarera en un café parisino, le gusta tirar piedras al Sena, observar a la gente y dejar volar su imaginación. De repente, a sus veintidós años, Amelie descubre su objetivo: arreglar la vida de los demás. Inventa toda clase de estrategias para intervenir, sin que se den cuenta, en la existencia de varias personas de su entorno, cada cual más atípica. Pero su misión puede hacer peligrar la búsqueda de su propia felicidad...

PREMIOS 2 premios BAFTA 2001: Mejor guión original, diseño de producción
4 premios Cesar 2001: Mejor película, director, música, diseño de producción
Festival de Toronto 2001: Premio del Público

VALORACIÓN 9,5 (Clásicos imprescindibles)


El material gráfico de esta película es de sus respectivos propietarios, distribuidora y productora.

1 comentario:

  1. Esta es la línea que une a una mosca aplastada sobre el asfalto con la sonrisa de la velocidad de una pareja enamorada. Dos puntos entre los que se sitúan un hombre que borra de su agenda el teléfono de un amigo recientemente fallecido, un empleado de sex-shop aficionado a recoger las fotos rotas que mueren al pie de un fotomatón, un gnomo viajero y una chica a la que se le diagnosticó el corazón débil cuando sufría de taquicardias pasajeras. Sería imposible enumerar los detalles en los que se detiene Jeunet en su última película, porque desafortunadamente no estamos acostumbrados a las obras que nos ametrallan con una idea por plano. Acostúmbrense, pues, al infinito talento que hay detrás de este film luminoso como un día de fiesta, que demuestra que el destino no es más que una cadena de causas y efectos que se golpean unas a otros como una fila de fichas de dominó cayendo en progresión geométrica. No es que Jeunet haya escapado de la oscuridad de sus inicios con Caro, porque lo cierto es que "Amelie" parte de los mismos escenarios -ese "13, Rue del Percebe" de "Delicatessen", que debería rebautizarse "13, Rue de Montmartre" en "Amelie"- y los mismos personajes excéntricos que su bicéfala ópera prima. Ha cambiado, eso sí, el color, la perspectiva, el punto de vista. Sí se nota en su huida hacia la felicidad la experiencia de "Alien Resurrección", espléndido cuento gótico que probó la maestría de Jeunet al trabajar en circunstancias hostiles. "Amelie" puede ser interpretada como su reacción a esa experiencia. Por eso, reivindica un cine francés popular y populista, exento de los mohínes del moderno cine de autor galo. "Amelie" acaba siendo, y el orden de los factores no altera el producto, un paseo por la filmografía de Marcel Carné y la de Jacques Demy, por el "Mi tío" de Jacques Tati y por el Georges Perec de "La vida, instrucciones de uso", un concentrado de realismo poético que, más que empachar, nos abre el apetito. Después de un prólogo espectacular, que resume la infancia y juventud de Amélie (excelente Audrey Tautou) con la magia de un ejercicio de estilo de Queneau, Jeunet nos conduce a un París de ensueño. Como un personaje de Frank Capra vestido de Audrey Hepburn, Amélie decide redimir su soledad ayudando a los demás. Nada más lejos de la intención de Jeunet que resultar sentimental, entendiendo por sentimental como la explotación deshonesta de los sentimientos del público. Las diferentes viñetas que ilustran este Montmartre y la tierna, conmovedora historia de amor entre Amélie y Nino (Mathieu Kassovitz) son la prueba de que Jeunet reivindica la realidad a través de los sueños. O lo que es lo mismo, nos dice que solo seremos felices si luchamos por convertirlos en realidad. Eso sí, por encima de cualquier moraleja, "Amelie" es, simplemente, un prodigio de inventiva, una absoluta delicia, un regalo para los ojos, una canción de Charles Trénet hecha película.

    Para los que creen que, a veces, el cine es mejor que la vida misma.

    Lo mejor: la infancia de Amélie contada por la voz en off de André Dussollier.
    Lo peor: que la derecha francesa la haya aplaudido.

    (Sergi Sánchez: Fotogramas)

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