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jueves, 23 de febrero de 2012

Los intocables de Eliot Ness



TÍTULO ORIGINAL The Untouchables

AÑO 1987

PAÍS Estados Unidos

DIRECTOR Brian De Palma

PRODUCTORA Paramount Pictures / Art Linson Production

GUIÓN David Mamet

FOTOGRAFÍA Stephen H. Burum

MÚSICA Ennio Morricone

DURACIÓN 119 min.

INTÉRPRETES Kevin Costner, Sean Connery, Robert De Niro, Andy García, Charles Martin Smith, Billy Drago, Patricia Clarkson, Brad Sullivan, Del Close, Michael Byrne, Richard Bradford, Clem Caserta

SINOPSIS La crítica y el público coinciden: Los Intocables de Eliot Ness, dirigida por Brian de Palma, es una obra maestra imprescindible, un retrato glorioso, cruel y realista del mayor jefe de la Mafia que dominó Chicago en la era de la prohibición... y del policía que hizo la promesa de acabar con él. Este enfrentamiento clásico entre el bien y el mal tiene como protagonistas a Kevin Costner como el agente federal Eliot Ness, Robert de Niro en el rol del famoso gángster Al Capone y a Sean Connery como Malone, el policía que enseña a Ness cómo terminar con la Mafia: dispara rápido y sé el primero en hacerlo.

PREMIOS Oscar 1987: Mejor actor secundario (Sean Connery)

VALORACIÓN 9 (Grandes películas)


El material gráfico de esta película es de sus respectivos propietarios, distribuidora y productora.

1 comentario:

  1. LOS INTOCABLES DE ELIOT NESS

    Brian de Palma es uno de los ejemplos más paradigmáticos de lo que se podría llamar el síndrome del Dr Jekyll y Mr Hyde. Capaz de dirigir estupendos trabajos como “Atrapado por su pasado”, de vez en cuando nos regala tostones como “Misión a Marte” que sientan como cuando los Reyes Magos nos dejan carbones.

    “Los intocables de Eliot Ness” es de las buenas, y habrá que tener fe en que con la película sobre Capone que prepara para el 2006 no pretenda dar una de cal y otra de arena. Es ésta una película de una gran sencillez argumental, que no escatima en fáciles recursos para manipular al espectador, pero que aún así consigue evitar ser tontorrona. No es nada difícil dejarse arrastrar por Eliot Ness y su grupo de hombres incorruptos y ser partícipe emocional de sus triunfos y de sus derrotas, en una montaña rusa muy bien planificada.

    Escapa desde el primer fotograma, mientras suena la partitura de Ennio Morricone, de intentar ofrecer una ambientación realista, y en todo momento queda patente que es cine, y no una filmación documental. Y hay que reconocerle a De Palma un notable dominio del lenguaje cinematográfico, sobre todo en su parte más visual, talento que en algunas películas incluso se digna a demostrar. La cámara no reposa durante toda la película, apoyando y adornando la narración. Sin embargo, no es la cámara nerviosa y desorientada que tantas veces hemos tenido que padecer quienes frecuentamos las salas de cine. Algunas triquiñuelas gustarán más o menos, pero el conjunto resulta atractivo y en ningún momento resulta cansino.

    Todos los personajes tienen la profundidad del papel de arroz y se mueven en un Chicago que sólo puede existir en una pantalla de cine. De hecho, se seguiría viendo a través de la pantalla de cine desde un televisor portátil o escuchándola por la radio, si me apuran. Tiene todo eso, indescriptible, que no tienen ni los telefilmes ni las destilerías de poesía de los más inspirados genios de Escandinavia o Asia Menor. Detalles, en fin, que gustarán a casi todos y que aborrecerán quienes se empeñan en la necesidad de trasladar al otro lado de la pantalla todo lo que hay de mundano en este lado.

    La lucha entre el bien y el mal enfrenta a un grupo de héroes contra un Capone que se mueve como pez en el agua en una ciudad cobarde y corrupta. Son héroes porque están solos, que es una característica de todo héroe que se precie. Del otro lado, la maldad de un vulgar y brutal Capone queda casi siempre subrayada por un coro de risas que parece perdonar una vida criminal si va acompañada de éxito.

    Aunque algunos de los actores que encarnan los roles protagonistas tienen serias limitaciones, todos encajan perfectamente en su papel. Ese es otro de los grandes méritos de Hollywood, capaz de fabricar tantos estupendos malos actores. Muy bien Kevin Costner en su papel de chico bueno y formal, y muy bien Sean Connery interpretando a Sean Connery. Incluso estaba perfecto en su papel de Capone el camaleónico Robert De Niro, que es ese gran actor capaz de cambiar drásticamente su físico de una película a otra para acabar poniendo la misma cara en todas.

    Entretenida, con algunos momentos intensos e incluso alguna escena para recordar. No es poco.

    Recomendada para árbitros de tercera regional, que crean que hay ocasiones en que es necesario pitar penalti contra el equipo de casa.

    (Sensillo: La Off-Off-Crítica)

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