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sábado, 23 de febrero de 2013

El caballero oscuro: La leyenda renace



TÍTULO ORIGINAL The Dark Knight Rises

AÑO 2012

PAÍS Estados Unidos

DIRECTOR Christopher Nolan

PRODUCTORA DC Entertainment / Legendary Pictures / Warner Bros. Pictures

GUIÓN Christopher Nolan, Jonathan Nolan (Historia: Christopher Nolan, David S. Goyer. Personajes: Bob Kane)

FOTOGRAFÍA Wally Pfister

MÚSICA Hans Zimmer

DURACIÓN 164 min.

INTÉRPRETES Christian Bale, Tom Hardy, Anne Hathaway, Michael Caine, Gary Oldman, Joseph Gordon-Levitt, Marion Cotillard, Morgan Freeman, Matthew Modine, Ben Mendelsohn, Josh Stewart, Juno Temple, Josh Pence, Nestor Carbonell, Brett Cullen, Tom Conti, Alon Aboutboul, Daniel Sunjata, Aidan Gillen, Cillian Murphy, Liam Neeson

SINOPSIS Han pasado ocho años desde que Batman (Christian Bale) desapareciera en la oscuridad, trasformándose, en ese instante, de héroe a fugitivo, al asumir la culpa por la muerte de D.A. Harvey Dent. Pero todo cambia con la llegada de una astuta gata ladrona (Anne Hathaway) y la aparición en escena de Bane (Tom Hardy), un despiadado loco. El reinado del terror de Bane hace que Bruce regrese de su autoimpuesto exilio hacia la última batalla por la supervivencia de la ciudad de Gotham... y la suya propia.

PREMIOS American Film Institute 2012: Top 10 - Mejores películas del año

VALORACIÓN 8,75 (Grandes películas)


El material gráfico de esta película es de sus respectivos propietarios, distribuidora y productora.

1 comentario:

  1. Christopher Nolan es un creador interesado en la arquitectura interna de sus universos de ficción. Consideremos la deconstrucción de las claves temáticas del noir en Memento (2000), la compleja geometría narrativa de El Truco Final (El Prestigio) (2007) o la concepción cartesiana del espacio onírico en su extraordinaria Origen (2010), que en realidad desarrollaba una idea de lo urbano ya esbozada en su saga sobre Batman. Para el director, La Ciudad (cuyo ideal platónico sería esa Gotham esencializada, simétrica) es una caja de resonancias para la psique de su protector, un superhéroe a quien el director siempre ha considerado más interesante sin máscara que con ella. Si El Caballero Oscuro (2008) recogía los ecos aún palpitantes del 11-S y representaba a La Ciudad como un ente psicogeográfico al borde del caos, la tercera entrega directamente trae ese caos: Gotham como proyección y catarsis de ese colapso financiero que ha acabado por convertir al arte popular en un simulacro del Apocalipsis.

    Así, El Caballero Oscuro: La leyenda renace logra capturar una forma muy contemporánea de ansiedad social: Nolan se recrea en la destrucción del tejido urbano, escenifica una ocupación literal de Wall Street y no tiembla a la hora de representar a ese 1% privilegiado como villanos de opereta. Puede que la estrategia ofrezca, a modo de daño colateral, un comentario imprudente (y moralmente cuestionable) sobre el clima post-15M, pero no hay duda de que su película dejará para la posteridad algunas imágenes (descontextualizadas) muy significativas del aquí y el ahora.

    Historia de una ciudad

    Los detractores del tándem Nolan/Christian Bale no van a encontrar aquí demasiados asideros, pues esta tercera entrega lleva algunos de los aspectos más irritantes de su propuesta hasta sus últimas consecuencias. A los diálogos rimbombantes, la autoconciencia extrema y el uso de la elipsis para enmascarar agujeros de guión hay que sumarle la apropiación de Historia de dos ciudades como base argumental y poco disimulado subtexto. De alguna manera, su apuesta funciona, y el clásico dickensiano ofrece algunas claves temáticas para interpretar lo que, digámoslo sin miedo, se antoja como una reformulación ambiciosa, casi temeraria, del personaje de Bob Kane.

    Hay algo extraño en estas casi tres horas de función, una mano maestra para clavar al espectador en la butaca que sitúa a Nolan por encima de sus competidores. Su concepción geométrica de la set piece, su precisión atmosférica y su dilatación del suspense a través del montaje convierten este broche final en una experiencia emocionante a la que, quizá, no debamos aplicar una óptica analítica que ponga sus costuras al descubierto.

    Para batmaníacos con hambre de gran espectáculo.

    Lo mejor: su apabullante capacidad para subyugar a la platea.
    Lo peor: que, probablemente, esa capacidad solo resista un visionado.

    (Noel Ceballos: Fotogramas)

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