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sábado, 15 de agosto de 2015

Birdman o (La inesperada virtud de la ignorancia)



TÍTULO ORIGINAL Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance)

AÑO 2014

PAÍS Estados Unidos

DIRECTOR Alejandro González Iñárritu

PRODUCTORA Fox Searchlight Pictures / New Regency Pictures

GUIÓN Alejandro González Iñárritu, Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris, Armando Bo

FOTOGRAFÍA Emmanuel Lubezki

MÚSICA Antonio Sánchez

DURACIÓN 118 min.

INTÉRPRETES Michael Keaton, Emma Stone, Edward Norton, Zach Galifianakis, Naomi Watts, Amy Ryan, Andrea Riseborough, Lindsay Duncan, Merritt Wever, Joel Garland, Natalie Gold, Clark Middleton, Bill Camp, Teena Byrd, Anna Hardwick, Stefano Villabona

SINOPSIS Después de hacerse famoso interpretando a un célebre superhéroe, un actor trata de darle un nuevo rumbo a su vida, recuperando a su familia y preparándose para el estreno de una obra teatral en Broadway.

PREMIOS 4 Oscars 2014: Mejor película, director, guión original y fotografía
2 Globos de Oro 2014: Mejor guión y mejor actor-Comedia (Keaton)
Premio BAFTA 2014: Mejor fotografía.
American Film Institute (AFI) 2014: Top 10 - Mejores películas del año
National Board of Review 2014: Top 10, Mejor actor (Keaton) y actor sec. (Norton)
Críticos de Los Angeles 2014: Mejor fotografía
Independent Spirit Awards 2014: Mejor película, actor (Keaton) y fotografía
Premios Gotham 2014: Mejor película y mejor actor (Keaton)
Satellite Awards 2014: Mejor película, actor (Keaton) y banda sonora
Sindicato de Productores (PAG) 2014: Mejor película
Sindicato de Directores (DGA) 2014: Mejor director
Sindicato de Actores (SAG) 2014: Mejor reparto (Largometraje)
Critics Choice Awards 2014: 7 premios, incluyendo Mejor guión y reparto
Críticos de Chicago 2014: Mejor actor (Michael Keaton) y mejor fotografía

VALORACIÓN 9 (Grandes películas)


El material gráfico de esta película es de sus respectivos propietarios, distribuidora y productora.

2 comentarios:

  1. Sin plumas, sin cortes... el mejor Iñárritu posible
    'Birdman' se ofrece como una triste, agria, divertida, virtuosa y furiosa, aunque desigual, disección del cine, la fama y, en general, los bichos implumes

    La esperanza, decía Emily Dickinson, es esa cosa con plumas. Cuando el griego Platón se vio en el aprieto de definir al hombre no se le ocurrió nada más que aquello de "bípedo implume". Y así. Es decir, por una razón u otra, e independientemente de la inclinación sexual, los plumíferos desconciertan, atraen y hacen cosquillas al cerebro. Quizá por ello, Alejandro González Iñárritu ha elegido el mismo argumento (las plumas) para, por orden: a) refundarse como director de comedias; b) alejarse del patrón de autor atormentado (o no tanto) y cargante (o menos) al que le había empujado cada una de sus epopeyas emocionales anteriores, y c) completar por todo lo anterior su mejor película hasta la fecha.

    'Birdman' (hombre pájaro) inauguró la nueva edición de la Mostra y lo hizo con la contundencia que siempre debe acompañar a una propuesta arriesgada, necesariamente visceral y furiosa. Mucho. Michael Keaton (sí, él) interpreta a un actor en el trance de la redención. El que fuera un superhéroe de fama en los 80 (hablamos de la película de Iñárritu) se empeña ahora en convertirse en un reputado director teatral de éxito. El mismo que volara por las taquillas de los cines encerrados en centros comerciales quiere ahora, pasados los años, el respeto de la grey conspicua.

    Y es en este punto, como ya habrán notado, donde la ficción y la realidad se confunden. No nos atrevemos a decir que Keaton (el que fuera el mejor Batman posible) haga de él mismo en la pantalla, pero casi. Sin duda, la provocación que plantea el director excita el ánimo y, ya puestos, otras partes blandas del cuerpo.

    Rodada sin cortes aparentes en un largo, trucado y muy brillante plano-secuencia, la idea es acercar la cámara lo más posible a lo que la realidad tiene de espejismo de sí misma. Nos explicamos. Nada tan tramposo, vulgar y falso como eso que entendemos por real. La realidad no es más que el precipitado de todas las ficciones, mentiras, mitos y símbolos que la explican, que la dan sentido. Iñárritu, hasta la fecha, había jugado de forma tan espectacular como aturullada a romper la ficción para volverla luego a montar. Recuerden 'Babel'. Pues bien, ahora se trata de lo contrario. O, mejor, de lo mismo, pero al revés.

    (...)

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  2. (...)

    Una obra maestra

    El resultado es una cinta febril que roza la obra maestra todo lo que dura su primera mitad. Es ahí donde el director se exhibe, liberado de muchos de los vicios del pasado, en toda su amplitud. Por primera vez, la caricatura no es una consecuencia no deseada del exceso emocional en el que naufragaban sus héroes (piensen en el personaje de Bardem en 'Biutiful'), sino un ejercicio roto y desangrado de provocación guiado por la mano sabia de un Keaton irrenunciable. La vida, en efecto, como caricatura. Negra e insípida.

    La historia de un hombre lanzado al laberinto del 'backstage' de su propia obra (su existencia quizá) ofrece al espectador un enfebrecido juego de espejos en el que, en efecto, no es difícil verse reflejado. La enfermedad de un hombre en conflicto entre lo que quiso ser y lo que necesariamente es se antoja demasiado parecido al padecimiento de cualquiera. Las réplicas arrebatadas de Naomi Watts, Emma Stone, Zach Galifianakis, Andrea Riseborough y, sobre todo, un genial Edward Norton completan un panorama dramático tan claustrofóbico como impenitente. Gozoso, cruel y, definitivamente, sin plumas. No hay esperanza.

    La segunda mitad de la cinta es otra cosa. Probablemente nadie puede renunciar a ser él mismo. Ni siquiera Iñárritu. Es aquí cuando el precipicio acecha y la cinta se espesa; cuando la aventura existencial del personaje se acerca y coquetea con un proceloso 'ego-trip' al abismo. Y, pese a ello, sin duda gracias a la distancia que proporciona las reglas de la comedia y merced al trabajo entre la excentricidad y la iluminación de Keaton, 'Birdman' vuela. Cosa de las plumas, sin duda.

    Keaton es una especie de Quijote incapaz de poner orden entre sus sueños y sus miserias; entre la realidad y el deseo. De paso, él y su personaje se alzan como testigos y clara evidencia de la pérdida de sentido hoy de la ficción, del cine quizá, de la cultura en última instancia. No hablamos del entretenimiento sino de esa herramienta que permite conocer. La realidad sin más, sin una historia que la dé sentido, no existe. Pero eso es otra historia.

    Sea como sea, y como le demostraría con gesto severo Diógenes a Platón: nada nos distingue de un pollo desplumado.

    (Luis Martínez: El Mundo)

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